...nos pasamos la vida proponiéndonos acertijos, parloteo de esfinge que simula profundidad, cuando solo aquello que nos marca con su signo ígneo puede afirmar apropiadamente que tiene suficiente calado como para llegar al otro lado, allá donde se forma la energía robada al vacío, allí donde la lejanía parece otro mundo, aquí donde una ligera y aduladora huella nos hace creer que somos pensadores natos