Aunque no todas si son muchas las GUT y teorías de supersimetría las que predicen la formación de cuerdas en la congelación del segundo 10-35 después del comienzo del tiempo, cuando la fuerza fuerte se congeló y el universo se infló.
Es cierto que aunque las diversas teorías no predicen cuerdas idénticas, sí predicen cuerdas con las mismas propiedades generales.
En primer lugar las cuerdas son extremadamente masivas y también extremadamente delgadas; la anchura de una cuerda es mucho menor que la anchura de un protón1.
Las cuerdas no llevan carga eléctrica, así que no interaccionan con la radiación como las partículas ordinarias.
Aparecen en todas las formas; largas lineas ondulantes, lazos vibrantes, espirales tridimensionales, etc. Sí, con esas propiedades podrían un candidato perfecto la “materia oscura”.
Ejercen una atracción gravitatoria, pero no pueden ser rotas por la presión de la radiación en los inicios del Universo.
Además de ser la más larga, y posiblemente la más vieja estructura del universo conocido, una cuerda cósmica sería también la más delgada: su diámetro sería 100.000.000.000.000.000 veces más pequeño que el de un protón..
Y cada cuerda sería terriblemente inquieta, algo así como un látigo agitándose por el espacio casi a la velocidad de la luz.
Las curvas vibrarían como enloquecidas bandas de goma, emitiendo una corriente continua de ondas gravitacionales: rizos en la misma tela del espacio-tiempo. ¿Qué pasaría si una cuerda cósmica tropezara con un planeta?
Pero de todos modos, su intenso campo gravitatorio causaría el caos.
Por tanto, cuando observásemos un objeto con una cuerda cósmica en la trayectoria de nuestra mirada, deberíamos ver este objeto dos veces, con una separación entre ambas imágenes del orden del defecto de ángulo del cono generado por la curvatura del espaciotiempo.
Esta doble imagen sería característica de la presencia de una cuerda cósmica, pues otros cuerpos, como estrellas o agujeros negros, curvan el espaciotiempo de manera distinta, generando al menos cuatro imágenes deformadas.
Por tanto, una observación de este fenómeno no podría dar lugar a un falso positivo.
En este sentido, el de cuerda cósmica está justificado debido a que son impresionantemente pesadas, pasando a ser objetos macroscópicos aun cuando su efecto es pequeño.
Una cuerda de seis kilómetros de longitud cuya separación entre ambas geodésicas es de apenas 4 segundos de arco tendría ¡la masa de la Tierra!.
Evidentemente, cuerdas de este calibre no se espera que existan en la naturaleza, por lo que los defectos de ángulo esperados son aún menores y, por tanto, muy difíciles de medir.
Y esta es una de las razones de que todavía no se haya encontrado ninguna cuerda de este. Si bien en los últimos años han surgido muchas imágenes candidatas a estar formadas por un efecto de lente de este tipo, la mayoría han resultado ser dos cuerpos distintos pero muy similares entre sí.
Pese a ello, los astrofísicos y los teóricos de cuerdas no pierden la esperanza de encontrar en los próximos años, y gracias a telescopios cada vez más potentes, como el GTC; evidencias directas de la existencia de este tipo de cuerdas; evidencias que no sólo nos indicarían que las teorías de cuerdas van por buen camino, si no que el modelo del Big Bang es un modelo acertado.
Las cuerdas cósmicas, desde el momento de en el segundo 10-35, constituyen un entorno masivo, apelmazado, contra el que se desarrolla la evolución de las partículas, núcleos y átomos.
Como no son afectadas por la presión de la radiación,como el plasma, pueden servir como núcleos de condensación -las semillas- la formación de galaxias, cúmulos galácticos y supercúmulos, siempre que puedan sobrevivir lo necesario para hacerlo.
Neil Turok, titular de la cátedra de Física Matemática en el Departamento de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica de la Universidad de Cambridge.
El principal portavoz de la idea de las cuerda cósmica es Niel Turok, un joven físico teórico que trabaja en el Imperial College de Londres y pasa muicho tiempo en EE UU haciendo un periplo por diversas Universidades.
Ha hecho del desciframiento de la conducta de las cuerdas cósmicas el de su vida (al menos por el momento) y, se aplica en las complejas ecuaciones de la teoría de campos cuánticos que describen dichas cuerdas.
Su enfoque es admirable por su integridad:
En lugar de seguir el camino normal desarrollando la conducta de las cuerdas y dejando a otros hallar el efecto que las cuerdas tienen sobre el problema de las galaxias, Turok y los jóvenes que le rodean han decidido aprender cosmología. Dicha decisión no es frecuenta y por inusual, ha llamado la atención que se quieran especializar de manera específica en otro campo distinto al suyo para poder hacer y comprender mejor su trabajo.
Y, otra curiosidad es que, el más duro crítico de las cuerdas cósmicas, P.J.E. Peebles, de Princeton, haya actuando como su tutor, lo cual, es tan significativo que se podría aflorar como uno de los gestos más desinteresados y de alta calidad que en la Física se pueda haber producido.
Una de las virtudes de esta teoría es que puede observarse por la observación. Aunque las cuerdas en sí son invisibles, sus efectos no tienen por qué serlo.
La idea de las supercuerdas nació de la física de partículas, más que en el campo de la cosmología (a pesar del , la cuerdas cósmicas no tienen nada que ver con la teoría de las “supercuerdas”, que mantiene que las partículas elementales tienen forma de cuerda).
La idea de las supercuerdas nació de la física de partículas, más que en el campo de la cosmología (a pesar del , la cuerdas cósmicas no tienen nada que ver con la teoría de las “supercuerdas”, que mantiene que las partículas elementales tienen forma de cuerda).
Surgió en la década de los sesenta cuando los físicos comenzaron a entrelazar las tres fuerzas no gravitacionales – electromagnetismo y fuerzas nucleares fuertes y débiles – en una teoría unificada.
En 1976, el concepto de las cuerdas se había hecho un poco más tangible, gracias a Tom Kibble. Kibble estudiaba las consecuencias cosmológicas de las grande teorías unificadas.
Estaba particularmente interesado en las del 10^-35 segundo después del Big Bang, cuando las temperaturas en el cosmos embrionario bajaron más de billones de billones de grados. Ese fue el momento en que las fuerzas y las partículas se diferenciaron unas de otras.
El misterioso “universo” de los campos cuánticos
A los cosmólogos les gusta visualizar esta revolucionaria transición como una especie de “cristalización”: el espacio, en un principio saturado de energía, cambió a la más vacía y más fría que rodea actualmente nuestro planeta. Pero la cristalización fue, probablemente, imperfecta.
En el cosmos recién nacido podría haberse estropeado con defectos y grietas, a medida que se enfriaba rápidamente y se hinchaba.
Otras cuerdas están en La Teoría M de E. Witten que nos explica muy bien las implicaciones de las cuerdas en el contexto del Universo, y, ademas, lleva implícita la Gravedad Cuántica que tantos físicos buscan hace mucho tiempo para explicar cuestiones que hasta el momento carecen de ella.
Sin embargo, estas son otras cuerdas que, implicadas en las profundidades de la materia, nos podría explicar otras muchas cosas a diferente nivel de lo que la cuerda cósmica pretende explicar.
Turok nos dice:
“Durante los últimos diez años he trabajando principalmente en la cuestión de cómo empezó el universo – o no comenzar.
¿Qué sucedió en el Big Bang?, esto parece ser una de las cuestiones más fundamentales de la ciencia, porque todo lo que sabemos de salir de la Gran Explosión.
Ya se trate de partículas o los planetas o las estrellas o, en última instancia, incluso la vida misma.
En los últimos años, la búsqueda de las leyes fundamentales de la naturaleza nos ha obligado a pensar en el Big Bang, mucho más profundamente.
De acuerdo con nuestras mejores teorías – la teoría de cuerdas y la teoría M – todos los detalles de las leyes de la física son en realidad determinada por la estructura del universo, en concreto, por la disposición de pequeñas enrollada dimensiones extra del espacio.
Este es un cuadro muy hermoso: la física de partículas en sí es más que otro aspecto de la cosmología.
Pero si se quiere entender por qué las dimensiones extra están dispuestos como están, hay que entender el Big Bang porque ahí es donde todo proviene.
De alguna manera, hasta hace muy poco, la física fundamental se había llevado bien sin realmente hacer frente a ese problema.
Ya en la década de 1920, Einstein, Friedmann y Lemaitre – los fundadores de la moderna cosmología – di que había una singularidad en el Big Bang.
Que de alguna manera, cuando se traza el universo de , todo lo que salió mal unos 14 millones de años. Al salir mal, me refiero a todas las leyes de la física dejan: dan infinitos y resultados sin sentido.
El mismo Einstein no interpretó esto como el principio de los tiempos, que acaba de decir, bueno, mi teoría falla.
La mayoría de las teorías fallan en algún régimen, y entonces usted necesita una teoría mejor.
La teoría de Isaac Newton falla cuando las partículas se muevan muy rápido, sino que no logra describir eso. Necesita relatividad. Del mismo modo, Einstein dijo, necesitamos una mejor teoría de la gravedad que la mía.
Pero en la década de 1960, cuando la evidencia observacional el Big Bang se hizo muy fuerte, los físicos de alguna manera saltó a la conclusión de que debe haber sido el principio del tiempo.
No estoy seguro de por qué lo hicieron, pero tal vez se debió a Fred Hoyle – el principal impulsor de la rival de estacionario teoría – que parece haber ridiculizado con éxito la teoría del Big Bang, diciendo que no tenía sentido porque implicaba un principio de los tiempos y que sonaba absurdo.
A continuación, el Big Bang fue confirmado por la observación. Y creo que todo el mundo acaba de comprar argumento de Hoyle y dijo, bueno, el Big Bang es cierto, el tiempo está bien, así que debe de haber comenzado.
Así que nos metimos en esta forma de pensar: que de alguna manera el tiempo comenzó y que el proceso o evento, en el que se inició no es descriptible por la física.
Eso es muy triste. Todo lo que vemos a nuestro alrededor se basa por completo en ese caso, y sin embargo ese es el caso de que no se puede describir.
Eso es básicamente donde estaban las cosas en la cosmología, y la gente se preocupa más preguntas los próximos 20 años.”
algunos, no parece que pueda caber la menor duda en el sentido de que, fueron las cuerdas cósmicas las que posibilitaron que se pudieran formar las grandes estructuras del universo sirviendo de semilla o núcleo sobre el que se fueron adhiriendo inmensas porciones de materia que conformarían el objeto final.
Es posible que las cuerdas cósmicas nos den una visión particularmente atractiva del universo y nos hace pensar en que, en el núcleo de cada galaxia hay una cuerda cósmica que, como el esqueleto de nuestros cuerpos, es la que la mantiene firme tal como la podemos contemplar y hace posible su existencia. Sin embargo, la teoría nos dice que las cuerdas cósmicas (como todo en el universo), tienen un tiempo de vida que una vez cumplido, desaparecen.
Está claro que la cuerda cósmica tal y como la presenta la teoría, es todo energía. Cuando comienza a despedir ondas gravitatorias, el proceso sigue hasta que la cuerda se ha radiado a si misma simplemente fuera de la existencia. Cuando su energía se agota, no queda nada.
Por tanto sería posible utilizar las proporciones de pérdida de energía que predice la teoría de la relatividad general calcular cuanto tiempo durará la energía almacenada en cualquier cuerda cósmica.
De hecho hubo un período de nervios cuando en cierto tiempo pareció que la cuerda cósmica tendrían una vida demasiado corta para poder realizar su de formar las galaxias, que romperían los anillos y se radiarían así misma fuera de la existencia antes que la materia y la radiación y la materia ordinaria se desparejaran. Sin embargo, los nuevos cálculos parecen mostrar ahora que los anillos capaces de formar las semillas de las galaxias durarían lo suficiente para llevar a cabo su función.
Claro que estas teorías de cuerdas, como tantas otras antes que ella, también han desarrollado una gran avalancha de escepticismo que es mostrado por algunos en esos momentos de la última cerveza en charlas distendidas compañeros físicos y cosmólogos que están unidos por esa curiosidad por saber si, en realidad, esas cuerdas han existido alguna vez.
Y, esos escépticos, en verdad, no eran más duros en las críticas a las teorías de los demás que con las suyas propias.
Pero claro, nunca se debe decir que no. Hay maneras de comprobar las evidencias, al dos. Una, la llamada lente gravitatoria, se apoya en los efectos que las cuerdas cósmicas tendrían sobre la luz de las galaxias distantes.
El otro método, algo más indirecto, implica la búsqueda de ondas gravitatorias despedidas por las cuerdas al comienzo de la vida del Universo.
La lente gravitacional es el Efecto en el que los rayos de luz son doblados por el campo gravitacional de un objeto masivo (en caso serían las cuerdas cósmicas las responsables), también las galaxias y los agujeros negros producen el efecto de Lente gravitacional.
Las ondas gravitatorias están siendo buscadas por varios programas y proyectos construidos tal fin, como LIGO y otros, y, hasta el momento, no parece que se haya tenido muchos resultados a pesar de que, la teoría nos dice que las cuerdas cósmicas emitían una gran cantidad de radiación gravitatoria en los primeros días del Universo.
Sin embargo, sí se ha localizado la radiación cósmica del fondeo de microondas y las ondas gravitacionales no.
Está claro que la idea de la cuerda cósmica es sugestiva y nos podría explicar (por fin) como se pudieron formar las galaxias.
La gran masa de la cuerda apunta a que debieron ser creadas muy pronto en la vida del Universo, probablemente mucho antes que la materia ordinaria cuando las temperaturas eran muy altas y había disponible mucha energía formar objetos exóticos.
Si en verdad estuvieron allí, no lo podemos saber a ciencia cierta, y, se trabaja en la búsqueda de pruebas irrefutables que nos confirmen su presencia y su y contribución en la formación de las grandes estructuras del Universo.
Las grandes estructuras de nuestro Universo se pudieron haber formado a partir de unas semillas (cuerdas cósmicas) de gran densidad que atraían a la materia ordinaria para formarlas, y, de esa manera, pudieron haberse formado las galaxias y estrellas del cielo.
De momento, ninguna explicación mejor que esa nos puede aclarar esa incógnita que persiste siempre y que, en no pocas ocasiones, produce vergüenza a los cosmólogos que, en realidad, no saben qué contestar a una simple pregunta:
¿Cómo se formaron las galaxias?