Sí, somos así de parecidos.
No sólo eso: se puede apreciar cómo, en gran medida, el desarrollo
del embrión va reproduciendo los mismos pasos que siguió la evolución de nuestros antecesores (aquello de que el fenotipo reproduce el genotipo).
A simple vista puede apreciarse cómo, por ejemplo, desarrollamos primero cola para luego perderla; o estructuras similares a agallas (especial atención
a los embriones 5 y 6).
Estamos enormemente cerca de todas las demás especies biológicas,
y dentro de todos nosotros se halla la memoria de lo que fuimos antes.