La temperatura impone severos límites a la vida animal.
Es cierto que algunas especies tienen formas de resistencia gracias a las cuales pueden mantenerse con vida a temperaturas extremadamente altas.
Ahora bien, se trata de formas especiales, incompatibles con modos de vida normales y, de hecho, son muy infrecuentes. Lo normal es que por encima de ciertos límites la temperatura sea un factor letal.
Pero ¿a qué temperatura sobreviene la muerte de un animal por calor?
La respuesta a esa pregunta es distinta dependiendo de si se trata de animales terrestres o de animales acuáticos. En general, en el medio terrestre tienen lugar variaciones de temperatura más frecuentes e intensas y, por lo mismo, las temperaturas extremas son superiores en él.
Entre los animales terrestres, las temperaturas letales superiores más elevadas se encuentran en torno a los 50 ºC, pero también hay límites térmicos algo más bajos.
Sin embargo, entre los animales marinos, esos límites difícilmente llegan a superar los 30 ºC. Las excepciones a esa norma corresponden a los animales que viven en la zona entre mareas; dado que esa zona presenta características propias de los medios terrestres, las temperaturas letales de los animales intermareales son intermedias, siendo más altas las de aquellos que pasan más tiempo fuera del agua por ocupar la franja intermareal más alta.
La especie animal que tolera la temperatura más alta que se conoce es la hormiga plateada, Cataglyphis bombycina, una hormiga que vive en entornos desérticos muy cálidos. Cuando se dedica a buscar alimento puede permanecer durante varios minutos a temperaturas en torno a los 54 ºC. De esta especie se puede decir, sin duda, que se encuentra en el límite cálido de la vida.
Ese límite, para algunas especies, es muy estrecho.
La avispa japonesa Vespa mandarinaes una especie depredadora, pero entre sus presas hay una que le puede complicar la vida sobremanera, hasta el punto de que puede llegar a provocar su propia muerte.
Esa peligrosa presa es la abeja japonesa Apis cerana.
Desde hacía tiempo se sabía que la avispa podía resultar muerta tras enfrentarse a un grupo de abejas de esa especie, y se creía que las abejas causaban la muerte de la avispa como consecuencia de las picaduras que le propinaban.
Sin embargo no es así, sino que utilizan un procedimiento bastante más sofisticado. Veamos cómo se las arregla la pequeña abeja para deshacerse de la avispa grande.
Cuando la avispa ataca a una abeja, el resto de las abejas, en vez de huir, se le acercan y la rodean. Pueden llegar a ser más de 500 las que responden al ataque de la avispa. En realidad, más que rodearla, lo que hacen las abejas es formar una pelota, dejando a la avispa en su centro.
De esa forma, en el interior de la pelota se alcanza una temperatura de 48ºC, temperatura que resulta letal para la avispa.
El límite térmico superior de Vespa mandarina se encuentra en el intervalo entre 44 ºC y 46 ºC y, por lo tanto, 48 ºC es una temperatura excesivamente alta para ella. No lo es, sin embargo, para Apis cerana, ya que su límite térmico superior se encuentra entre 48 ºC y 50 ºC. Así pues, el límite entre la vida y la muerte puede ser ciertamente estrecho y hay quien, además, es capaz de sacar partido a ese límite.