domingo, 2 de marzo de 2014

Espiante...


Piantó del bulo gris y el malevaje 
con las pilchas mistongas que tenía,
cansada de tomar la sopa fría
y exhibir el dolor como un tatuaje; 
apenas las chirolas para el viaje,
la foto del casorio de aquel día 
y un impulso campal de valentía, 
mitad resignación, mitad coraje.
Marchita del gotán del abandono,
sin lágrima ni encono 
dejó un temblor de adiós sobre la cama;
una cosa es ser buena y otro tanto,
paloma del espanto,
trepar sin ilusión la misma rama.

Del libro de poemas De diluvios y andenes.