sábado, 12 de julio de 2014

Ella y su viaje bañado de Luna.


Tenía todo el tiempo por delante, tanto tiempo que parecía muy difícil de contar, libre e infinito, sin contención ni vallado que la contuviera. 

Tenía tanto tiempo a su merced, que terminó sin darse cuenta, desbordó despacio, como la ola de un lago calmo que se dejó llevar. 

Como hay palabras que simplemente enunciadas, producen más efectos que las pensadas, hay acciones que empezadas, terminarán solo con 
su mera extinción del accionar, como algo que no puede detenerse,
 solo hay que saber cuánto tiempo se tiene que esperar.

 Así encontró la mañana a la perdida nostalgia de una noche que fue. Así la noche terminó su ciclo de reinado, para ocultar arbitrariamente las simples y pequeñas cosas que el sol no puede ni sabe de ellas distinguir, y en esa selectiva acción de ocultar lo innecesario, 
deja marcada su esencia, su mágico don de saber iluminar.

Así encontró la mañana a esa bohemia noche que parecía durar eternamente, así la noche sin que se llegase a extinguir,
 se supo ocultar, olvidó algunas estrellas en su retirada,
 que extraviadas de su entorno, solo destellan en su agonía final. 

El sol comienza a fortalecerse ahora, ya está amaneciendo, 
ha llegado el final.

Buenos días viajantes, no pierdan la ilusión, ya pronto anochecerá.


Daniela se vistió de pasajera... en su viaje bañado de Luna.