domingo, 31 de agosto de 2014

Escalón... Bueyes perdidos.


Cada etapa, en su inicio o en su fin, lleva a una serie de reflexiones sobre los resultados a las expectativas que uno ha comprometido en ella.

 El debe y el haber de la vida es de los balances más comunes que las personas, de cualquier nivel cultural, realiza de manera cuasi transparente e involuntaria. 

Bien, ni loco pienso aburrirlos con eso, bastante que los argentinos, de puro adelantados que somos empezamos el año una hora antes de lo que debíamos, pensándolo bien o somos adelantados o estábamos apurados por dejar atrás un año que quizás no haya sido bueno y por eso el apurón.

Plantearse objetivos no es malo, pero que esos objetivos, la persecución de su cumplimiento para ser mas precisos, no les impida disfrutar del momento en el que están viviendo, se que soy por demás reiterativo con esta premisa, pero la vida es algo que tiene principio y fin, razón por la cual es cuasi una obligación, disfrutar de cada momento, errores y aciertos, quizás mas de los primeros que de los segundos, pero, otra de mis premisas, sin los errores o los momentos malos no seriamos capaces de disfrutar plenamente de los aciertos y los buenos momentos.

No pretendo ser ni sabio, ni dogmático, ni profundo, digamos apenas reflexivo, algo así como una charla entre amigos con un café de por medio y ciertamente ustedes son mis amigos o así los siento, cada uno de nosotros deja escapar mucho de si mismo en las letras que ponemos a la consideración de millones de personas aunque solo sean leídas por una decena, nos exponemos, nos mostramos y fuera de la virtualidad esto solo se hace ante amigos a los que se tiene la mayor de las confianzas.

Damas y caballeros, estamos vivos, podemos pelearnos, reírnos, enojarnos, cantar, lo que se les de la gana, así que vivamos, hay tantas cosas que podemos hacer, y en cada una de esas acciones dejaremos una huella de nuestra presencia sobre la faz de la tierra, así que, sean, hagan, existan.