domingo, 31 de agosto de 2014

La vida es un tango... Bueyes perdidos.


... despertarse un domingo a la mañana, sentir la presencia de alguien muy cerca, una piel suave, entregada en ofrenda a los deseos mutuos, una respiración acompasada y tranquila inmersa en un profundo sueño cansado y la inmediata necesidad de la soledad, de estar en otro lado aunque el lugar donde se encuentra sea la propia casa. 

La sonrisa apagada de conocer la realidad del vacío sensual por la sensualidad misma, pensar en los amigos, inmersos en matrimonios de costumbre, pensar con sorna en la oculta envidia de la que se es acreedor, sonreír con tristeza al pensar en la propia envidia de amaneceres con amor, con desayunos compartidos por algo que va mas allá de la piel, el despertar de la madurez del sentimiento.

Las letras seducen, las palabras enamoran, pero no es ciertamente un camino de dos vías, no importa como se vea uno a si mismo, uno vuelca su ser a veces en las palabras que salen de lo profundo de la propia alma, hay quienes ven mas allá de las simples letras y encuentran la esencia del autor, como una sutil telaraña se encuentran atrapadas y se sumergen en un mar de sensaciones compartidas pero con un sentimiento univoco y no correspondido, eso, sépanlo, no es gratis, va marcando, horadando lentamente un corazón vacío de sentimiento que una piel plena de sensaciones no logra enmascarar, eso oscurece y la soledad elegida va cobrando peso propio.

Se pueden cambiar los rostros y los cuerpos, se sentirán besos distintos, pero cada vez con mayor rapidez la oscuridad nos va envolviendo y la soledad se hace amarga por que las huellas que se dejan son muchas veces de lagrimas no deseadas, si hasta la música va perdiendo el color de la compañía, ese ala delta del alma que nos permite viajar en las melodías.
El adalid de la soltería entre los hombres casados, no es mas que un ser triste que deja marcas dolorosas en buenas personas que solo buscan hacerlo feliz.

Nada es eterno, la sensualidad por si misma es un valor de segunda, el mero complemente del mas puro de los sentimientos, sin ese sentimiento el entusiasmo se pierde rápidamente y la verdadera necesidad va anidando ominosamente en ese corazón, mas solitario que nunca.

Un domingo a la mañana, al despertar solo o en compañía, se cae en la cuenta que se esta remando por el río equivocado y que aun hay tiempo de recuperar la conciencia y la invaluable sensación de ser buena persona, se destejen los hilos de placer material y se deja el alma y el corazón libre para encontrar lo que se sabe ausente y no siempre se hace consciente. 

Ahora se puede solo ser amigo de quienes antes hubieran sido alguien mas, ahora, un poco mas sabio que antes, se puede extender la mano y ser verdaderamente útil, una mañana de domingo, se despierta dejando el corazón preparado para recibir al amor, tarde este lo que haya de tardar,
 pero esa, esa es otra historia. 

La vida, la vida es un tango...