La existencia de manchas brillantes en Ceres es conocida desde 2005.
La hipótesis más razonable es que son emisiones de vapor de agua cuyo origen es un océano de agua líquida bajo su superficie.
Las estimaciones de la densidad de Ceres indican que un tercio de su volumen debe ser hielo. Cuando se formó estaba formado por hielo sólido que se fue separando en capas. Una de ellas podría ser líquida y ser la responsable de las emisiones que se observan como manchas brillantes.
La sonda espacial Dawn de la NASA, que el 6 de marzo empezará a orbitar a Ceres, debe aclarar este misterio. Nos lo cuentan Eric Hand, “Dawn probe to look for a habitable ocean on Ceres,” Science 347: 813-814, 20 Feb 2015, doi:10.1126/science.347.6224.813; y Michael Küppers et al., “Localized sources of water vapour on the dwarf planet (1) Ceres,” Nature 505: 525-527, 23 Jan 2014, doi:10.1038/nature12918.
Más información divulgativa en Daniel Marín, “Ceres a 83 000 kilómetros de distancia,” Eureka, 17 Feb 2015; “Ceres a 46 000 kilómetros de distancia,” Eureka, 25 Feb 2015. Recomiendo leer a Lee Billings, “La nave Dawn observa manchas sobre el misterioso Ceres,” Scientific American (Español), 03 Mar 2015.
Por supuesto, se trata de una hipótesis. Muy atractiva para los astrobiólogos ya que Ceres se encuentra mucho más cerca que la luna Europa de Júpiter y la luna Encélado de Saturno, candidatos firmes a albergar un océano subterráneo. Ceres podría ser más fácil de explorar y está claro que planificar un aterrizaje en su superficie es mucho menos costoso. Dawn a finales de abril tomará una órbita circular a una altitud de 13.500 kilómetros.
A finales de 2015, si todo va bien, se alcanzará la órbita más cercana, a sólo 375 kilometros, suficiente para que sus cámaras logren una resolución de 35 metros por píxel.
Se lograrán imágenes con un nivel detalle exquisito.
Ceres es un planeta enano (y asteroide) muy diferente al asteroide Vesta, que fue orbitado por Dawn durante 14 meses entres julio de 2011 y septiembre de 2012. Como Vesta es rocoso y Ceres es helado, se cree que se formaron al poco de nacer el Sistema Solar (hace unos 4500 millones de años) pero con un retraso de unos pocos millones de años. Vesta se formó primero y debió tener un buen contenido en elementos radiactivos de corta vida que generaron suficiente calor como para vaporizar su hielo.
Ceres se formó después, cuando estos elementos radiactivos ya habían desparecido, y por ello su hielo ha sobrevivido.
Por supuesto, también podría ocurrir que Ceres y Vesta se formaron en regiones diferentes del Sistema Solar y acabaron en el cinturón de asteroides empujados por la gravedad de Júpiter y Saturno.
El año pasado se publicó que el Telescopio Espacial Herschel observó hace dos años indicios de vapor de agua en la superficie de Ceres.
La señal observada por este telescopio infrarrojo era bastante débil, no debemos soñar con géiseres en Ceres similares a los de Encélado.
Aún así, un origen bastante razonable para este vapor de agua que escapa de la superficie es un océano de agua líquida subterráneo.
Por fortuna la sonda espacial Dawn (cuya misión no se completará hasta junio de 2016) debería resolver esta cuestión en los próximos meses.
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