"Podemos rezar para que lleguen las lluvias salvadoras pero antes voy a pecar maldiciendo la falta de atención y compromiso por la cual hemos llegado a esto.
No hablo de brigadistas, pobladores, guardaparques, técnicos, investigadores y tantas otras personas que saben cómo hay que prepararse, cómo se protegen las áreas ecológicamente más ricas y vulnerables, cómo se concientiza a la población y cómo se detectan y combaten los primeros focos.
Me dirijo a los que tienen responsabilidad directa o indirecta y no se les mueve un pelo, a los que no les importa que perdamos miles de hectáreas de bosques nativos o especies únicas al borde de la extinción, a quienes no se dan cuenta que nuestro capital más preciado en Patagonia y otras regiones del país, es el capital natural, generador sostenible de miles de millones de pesos que ingresan a las economías locales, regionales y de la nación.
Los resultados de su desidia, corrupción e ineptitud quedarán a la vista por siglos.
Cuando sus hijos y nietos les pregunten sobre estos sucesos inventen algo bueno, pongan la mejor excusa... ya tienen experiencia en ello."