sábado, 2 de mayo de 2015

Providencia divina...


En un feca cualunque de La Mancha,
de antiguo mobiliario,
un sujeto de porte literario,
planea un escenario de revancha.
La noche suburbial se desarrancha
con modales de encurde proletario,
bajo un cielo de tinte solitario
y una luna final, redonda y ancha.
En un pelpa de block cuadriculado
anota fulerías del pasado,
consentidas por Sancho y Rocinante,
y a la grupa del pingo, tungo viejo,
se ensueña con las pompas del cortejo
y el descanso del alma, Dios mediante.

Del libro Oceanario.