viernes, 3 de julio de 2015

Hilo rojo...


“Dicen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos… Esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella…
Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y les impedirán, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejará de intentarlo… Se rendirán y buscarán a esa otra persona que acabarán encontrando. Pero les aseguro que no pasará un día en que no deseen que estuviera aquí para perturbarlos. (Paulo Coelho)

El extremo final de un hilo rojo,
de obstinada conjura,
nos enlaza, febril, de la cintura
y enmadeja las almas a su antojo.
Inviolable cerrojo,
cual presidio tenaz de noche oscura,
espejismo del alba y atadura
donde en celo de abismos me deshojo.
Y así vamos, unidos,
en este invernadero de latidos
que del fondo del tiempo nos convoca;
hilván de seda fina,
que en tus ojos de lluvia se termina
y empieza en el diluvio de mi boca.

Del libro Oceanario.