martes, 12 de enero de 2016

Adiós...


Se despidió de todos. 
Con un apretón de manos, con un beso o un abrazo.
 Del cielo azul, de la mañana sin luz, de la luna de cristal, de las figuras imposibles al otro lado de su espejo, del camino que no lleva a ningún lado, de su cuerpo sin sombra. 
Se despidió incluso de los que no recordaba.

Secó cada una de sus lágrimas. 
Sabía bien lo que hacía, cada movimiento, cada intención.
 Lo tenía todo bien planificado. 
El frasco decía “No me bebas”, pero ella ya estaba harta de obedecer los “Cómeme” y los “Bébeme”.
 Alicia bebió sin respirar, agarró al conejo en sus brazos y esperó a que viniera el tornado.

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