sábado, 9 de enero de 2016

Aquella ropa colgada ...


Una lluvia espesa baña y nutre el lodazal del fondo.
El techo a punto de caer, resiste, pero se desmorona por las paredes internas de tus ojos.
Cual pena que se extingue, se derrama lentamente.
Como toda señal de vida: un tendal de ropa en húmeda
agonía se despide de la tarde.
Y las manos vacías tanto como las horas plenas de derrumbe,
mecen las palabras que te esperan...
Todo rueda por la cornisa,
buscando una guarida que contenga
lo inevitable.
Instantes de la Vida.

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