jueves, 28 de enero de 2016

Arena o agua...



Los dedos del agua que sostuvieron tu cuerpo en el verano, mientras nadabas, que te ofrecieron al sol mientras fingías una muerte liviana, esos mismos dedos que aprendieron en ti la precisión, son los que ahora tallan sobre la arena desnuda los troncos y los tallos de una selva feroz, su danza, 
tan parecida a la danza de las llamas.

 Y como el fuego, aguarda la marea el momento de borrarla. 

No nacen los años ni los días como no nacen las mareas. 
Pero con cada marea nace la ocasión irrepetible de ser arena o agua.

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