domingo, 17 de enero de 2016

Azar...


El tema del azar no es sólo inquietante en el sentido cotidiano que le damos al significado de la palabra, sino que también lo es para la ciencia en sí.
Debemos coincidir que en una primera aproximación el azar para el científico es algo así como la capa de polvo de ignorancia de la que el hombre de ciencia se pretende desprender, o al menos reducir, a través de modelos científicos descritos con precisión por el estricto lenguaje de la ciencia que es la matemática. 
Esta idea es seguramente la que estaba en la base de las intenciones de los fundadores de la ciencia moderna, y que tal vez conoce su máximo esplendor durante el siglo XIX.


Esta visión del azar desde el punto de vista científico, lo coloca en la posición de antagonista del conocimiento que la ciencia pretende abordar. 
No en vano la intervención del azar en la naturaleza ha sido execrada como lo resume la antológica frase de Albert Einstein, “Dios no juega a los dados”, que refleja la clara posición de la que se hablaba en el párrafo anterior, acerca de que la naturaleza en sí evoluciona libre de azar, y que por lo tanto el progreso de nuestros modelos de la misma, nos llevaría finalmente a desprendernos de él.


Sin embargo, más allá de las convicciones de una de las figuras más prominentes del siglo XX, los más exitosos modelos científicos y aplicaciones tecnológicas no sólo incorporan en este siglo nociones de azar, sino que al hacerlo se obtienen resultados satisfactorios.

Tanto es así que la máxima recompensa al éxito científico,
 el Premio Nobel, es recibido por Einstein paradojalmente, por sus trabajos sobre el “Efecto fotoeléctrico”, trabajando con el modelo cuántico, el primer modelo que por excelencia acepta el azar en su seno.
Tal vez bien se ha dicho por ahí, que si bien “OK, God don’t gamble... but human does if prize deserves it, and Einstein was human... and don’t you think a Nobel is worth enough!”.

De alguna manera es una forma de resolver la paradoja, el que no juega a los dados es Dios, pero los humanos no podemos resistirnos al juego, más aún cuando este nos provee de resultados satisfactorios.
Y en parte era la explicación que los científicos deterministas como Einstein daban para justificar el éxito de esas teorías, que sostenían, sino erradas, al menos incompletas, por lo tanto substrato de la limitación humana, que una vez superada exorcizaría el azar, y nos llevaría a la virtud divina de no jugar.



El problema planteado entonces es: 
El azar es debido a un conocimiento erróneo y/o incompleto de las leyes que gobiernan el universo, o es una propiedad esencial, ontológica, del mismo?

Los últimos estudios al respecto parecen indicar que esta última es la condición mas probable, que de hecho armoniza perfectamente con las leyes de la mecánica cuántica (de carácter probabilístico) y el principio de indeterminación de Heisenberg.
La definición adecuada del azar es un problema difícil, así como también lo es un tratamiento adecuado de la aleatoriedad. Podemos encontrar varios conceptos relacionados, pero no todos son intercambiables ni todos implican aleatoriedad:
  • Azar como encuentro accidental. Esta situación se considera azar porque los procesos que coinciden son independientes, no hay relación causal entre ellos, aunque cada uno pueda ser por su parte estrictamente determinista. 
  • Un ejemplo sería un eclipse que coincide con la entrada de un cometa en el sistema solar. Este tipo de azar es compatible con el determinismode un mundo mecanicista.
  • Azar como desorden o como complejidad. Si una serie de números no puede obtenerse por unalgoritmo más corto que la serie misma se considera que ésta es aleatoria. Si las matemáticasson creación humana este sería un caso de azar epistemológico, pero si son independientes de la mente humana entonces se trataría de un azar ontológico.
  • Azar como dice C. Monti. Es el conjunto de datos o información que no pueden ser medidos/a o decodificados/a por ningún sistema humano existente. Es Ausencia de causa.
  • Azar como proceso espontáneo, como puede ser la desintegración de un núcleo radiactivoconcreto. Este tipo de procesos, con otros encontrados en la mecánica cuántica, no parecen deberse a ninguna causa externa.
  • Azar como proceso que carece de finalidad.

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