Lo narrado fue en su día un sueño que me dominó
la mente para mostrar el momento de verdad de aquel
dicho que afirma:
"Dios aprieta pero no ahoga."
La historia y su ritmo narrativo me aportaron
paz mientras dormitaba en el frente de combate onírico.
Tratando de aportar su cuota al singular progreso
de la especie, he reelaborado la materia soñada
hasta hacerla casi irreconocible como sucede con la cara
de la esfinge en el desierto o la naturaleza.
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