lunes, 29 de agosto de 2011

Están comunicándose pero no sabemos reconocer la señal


De acuerdo. Supongamos que sus matemáticas son diferentes,
 incluso mucho más avanzadas que las nuestras. 

Si estuvieran transmitiendo en este preciso momento,

 ¿seríamos capaces de identificar sus comunicaciones?

Ya hemos visto que los esfuerzos de programas de búsqueda de inteligencia extraterrestre como SETI se centran actualmente, sobre todo, en señales cuyas frecuencias caen en el rango de los múltiplos de la de línea de emisión del hidrógeno.

 Pero si las matemáticas de las CETs son muy distintas, quizá los alienígenas no vean nada especial en dichas frecuencias y no tengan significado 
para ellos.

 Esto, sin embargo, constituye un problema menor. 

Aún suponiendo que emitiesen en las frecuencias anteriores, esas señales deberían estar codificadas en alguna clase de lenguaje matemático. 

¿Cómo reconocerlo, entonces? ¿Sería posible descodificarlo?

Los esfuerzos de SETI están condenados al fracaso si sus científicos no logran distinguir una emisión artificial de otra natural.

 Los físicos hemos demostrado que si se enviase un mensaje codificado de forma eficiente y óptima a través de ondas electromagnéticas, entonces un receptor que desconociese el sistema de codificación encontraría dicho mensaje indistinguible de una radiación típica de cuerpo negro, la radiación emitida por cualquier objeto por el simple hecho de encontrarse a una determinada temperatura.

Si las CETs avanzadas realmente desean que las reconozcamos, deben codificar sus mensajes de tal forma que sepamos reconocerlos como artificiales, sin ningún género de dudas. 

Una señal que contenga pulsos distribuidos de acuerdo con algún patrón obvio (los primeros números primos, o similar) no dejaría lugar a la duda.

 Ahora bien, si llegásemos a detectar un mensaje,
 ¿sabríamos descodificarlo y acceder a su contenido?

 Pensemos, por ejemplo, en el célebre manuscrito Voynich. 

Se cree que fue escrito en algún momento entre los siglos XIII y XVII.

 Sin embargo, aún no se ha logrado descifrar.

 Parece contener información sobre herbología y astrología, entre otros temas, pero nadie está seguro a ciencia cierta.

Sea cual sea la información que contiene el texto, lo cierto es que fue escrito por un ser humano como nosotros, con nuestros mismos sentidos, emociones, bagaje cultural, etc. 

Y aún así, escribió un libro que no somos capaces de descifrar y entender.

 Si esto ocurre con un miembro de nuestra misma especie, ¿qué no podrá suceder con un habitante de otro mundo completamente distinto al nuestro?

Si los alienígenas existen y alguna vez llegásemos a captar un mensaje suyo, lo más probable es que nuestra sensación más duradera fuese la de una terrible frustración por no ser capaces de entenderlo.

 Podrían transcurrir cientos o miles de años sin que lográsemos
 descifrar su contenido.



¿Qué relevancia guarda todo lo anterior con respecto a la paradoja de Fermi? 

Ya hemos visto que un posible escenario es que las CETs se hayan dado cuenta hace mucho tiempo que el viaje interestelar es posible y han decidido comunicarse mediante señales electromagnéticas codificadas de forma eficiente y óptima. 

Han perdido interés en contactar con civilizaciones jóvenes, como la nuestra, de tal forma que únicamente detectamos radiación de cuerpo negro, indistinguible del resto de objetos astronómicos naturales.

 Podríamos estar ante una nueva explicación o solución a la paradoja, pero una vez más se trata de una predicción que no se puede testar.

Por otro lado, si detectásemos una señal de origen claramente artificial, incluso aunque no pudiésemos descifrarla, podríamos inferir de ella la existencia de seres extraterrestres inteligentes. 



Por tanto, debemos separar la cuestión de la comprensión de sus mensajes de la de su mera existencia, pues la primera no resulta relevante a la hora de ofrecer una solución a la paradoja de Fermi.

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