domingo, 25 de diciembre de 2011

Los rayos ópticos de Súperman y Ciclope, un equívoco muy útil desde tiempos de Pitágoras

La mitología de los superhéroes de historieta es un excelente pretexto para aderezar con folclore pop una clase, o para animar una charla geek, o simplemente, para divertirse.

Tal es el caso de los rayos energéticos que emanan los ojos de Súperman (el famoso hombre de acero”) 
y Cíclope (el mutante líder de los X-men”).

 En ambos casos, de los ojos de los héroes salen haces de luz”, a veces, con la virtud de destruir, fulminar o vaporizar objetos; además de que Súperman cuenta con visión de rayos-X”, la cual le permite observar a través de gruesas paredes.

Actualmente, la idea de ojos emisores de luz, y que esta luz nos permita ver objetos, proviene de una mente de imaginación acalorada y de parvulitos que están descubriendo el mundo.

 Sin embargo, parece que en la época del griego clásico, esta concepción sobre la naturaleza de la luz (como rayos táctiles), la compartían varios filósofos. 

Así nos comenta Virgilio Beltran, en su libro: Para atrapar un fotón.

Recordemos que para las civilizaciones antiguas era difícil diferenciar claramente entre el fenómeno de la luz y el sentido de la vista.

 Así, a Pitágoras (a quien se le atribuye la paternidad del Teorema de Pitagoras”) se le atribuye la teoría de los rayos visuales táctiles.

 Según esta idea los ojos emiten rayos muy tenues y rectilíneos que al ser interrumpidos por los objetos producen la sensación de ver.

(muy parecido a Súperman y su visión de rayos X, LoL).

La percepción por medio de rayos táctiles debía de ser un símil del sentido del tacto; pues al usar las manos se puede discernir las dimensiones y forma de un objeto. 

Esta hipótesis explicaba que un objeto grande separaba más los rayos que un objeto pequeño; por lo cual, la mayor separación de los rayos daba la sensación de tamaño del objeto.

 Más aún, la teoría de los rayos táctiles se apoyó matemáticamente y por medio de una experiencia cuantificable: la relación inversamente proporcional del tamaño con la distancia. 

Es decir, un objeto que se acerca al observador, a la mitad de la distancia original; producirá que el objeto se vea el doble de grande que al principio. Efectivamente, así se podía explicar porque las líneas paralelas convergen en un punto muy lejano (el que posteriormente se le llamo ”el punto de fuga”) .

De hecho, la teoría de los rayos táctiles fue útil para los griegos para realizar proyectos imponentes de ingeniería y arquitectura; además, 
de utilizarse en astronomía para medir tamaños y distancias de cuerpos celestes. 

Por ejemplo, calcular el diámetro del Sol. 

En tal contexto, hasta el mismo Euclides, padre de la geometría plana, aceptó a estos rayos táctiles. 

Los cuales perduraron, por lo menos,
 otros 1,500 años sin ser fuertemente debatidos.

Esta historia nos sirve para reflexionar que aunque una teoría sea muy útil para desarrollar tecnología, puede estar equivocada; por lo cual el avance tanto conceptual como tecnológico 
se desacelera. 

Y por ello, es importante la ciencia, pues nos permite conocer mejor el mundo y podemos aprovechar tal conocimiento para mejorar nuestro entorno y comunidad.  

Finalmente,  históricamente, dudo mucho que la teoría griega de los rayos táctiles fuer a precursora directa de los súper-poderes de personajes como Súperman y Ciclope. 

No hay comentarios: