Ahora tengo un cofre de recuerdos fugaces donde guardo fotografías instantáneas del relámpago infinito que dibuja sonrisas del detenido tiempo, aquel tiempo donde aguarda el corazón esperando a ser amado y entregado.
Tengo dos horas para amar tu corazón.
En mi memoria pasan imágenes de una cinta que rueda como un cortometraje sin fin que contiene las escenas de un guión.
Gira y gira y gira reviviendo escenas que contienen los recuerdos abstractos de la media noche, viene ahora la escena del frío rostro de tus labios en los míos, pasa ahora a aquella en que el silencio de ese beso da vida a tu corazón en mis manos y mi corazón en tu sonrisa, ahora quiero adelantarla y la detengo en el eco de la música que cantas, mientras memorizo las huellas morfológicas del tiempo, la galaxia y tus palabras.
Préstame tu corazón dos horas más...
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