martes, 4 de marzo de 2008

Ocaso en libertango (E. Golott-2006)


Me sentaba en el sillón a rayas a escuchar a Piazzolla. Me volaba. Me abstraía del entorno, de lo cotidiano. Manera de desconectar del presente y solo recordar. Quería siempre recordar..., yo sabía que eso me daba vida. Para mí los recuerdos era tomar vida del pasado para traerla y alimentar la poca que me quedaba en el presente y prolongar un poquito más cada segundo. No me quería extinguir así, tan fácil, tan rápido. No era justo (¿qué cosa mala es justa?).
"Libertango", esa melodía es mi preferida, la he oído tantas veces...Dios...me sé cada nota de ese tema, como ciertamente sé que llegará el momento en tanto como mis recuerdos como "Libertango ya no existirán.
Se me acaba el tiempo, lo sé, queda poco, pero me aferro cada vez más a éste mundo que no es tan agradable hay dolores físicos y del alma, hay alegrías casi olvidadas y recuerdos, muchos recuerdos. ¿Es así el final?, ¿ lleno de nostalgias y memorias del pasado ?.
Ya no me siento en mi confortable sillón , pero oigo a lo lejos la música en mi cabeza, la oigo por inercia, me la toco yo misma. De mi cuerpo a mal traer sólo responde mi mente y mis atesorados recuerdos:
- Cuando entré a la iglesia con mi vestido de novia, blanco, lindo, vaporoso...tanta felicidad en ese momento, tanta ilusión...con los años...nada...sola!
- Me llegan los olores de mis hijos recién nacidos, olores dulces. Sus cuerpecitos tibios y perfumados. Pegaditos a mí. Sus caritas sonrientes yá más grandes, sus juegos y canciones. Esas tarjetas rayadas con sus deditos y con letras descontroladas diciéndome "Feliz Día Mamá"...
- Esa semana en la casa de la playa con mis amigas, hace tanto ya, jugando en la playa como niñas, contando historias "terroríficas" en la noche, ja, ja, cómo disfrutamos...
- Recuerdo navidades, los tres solitos, pero felices...
- Tantas celebraciones para todos, menos para mí. Nunca celebré nada ¿para qué?, nada personal que festejar. Reuniones familiares. Todos riendo y yo con sana envidia observaba como "cada oveja con su pareja", claro, menos una, la única oveja que siempre se sentaba sola y reía sola. Sin ese abrazo amoroso de complicidad del otro. Sin esa mirada cariñosa correspondida por el ser que te sabe todo, hasta por qué son tus silencios. Nada de eso para mi...
-También me llegan momentos dolorosos. Un hijo enfermo en la madrugada y yo haciéndome la valiente para cobijarlo y decirle que yá pasaría...que la fiebre yá se iría...
- O que esa mala nota no importaba...que la próxima iba a ser mejor...
Señor...cuántas lágrimas contenidas, cuántas penas escondidas, cuántas risas falsas y cuánto valor a la fuerza...
Me río de mis locuras, me felicito de mis logros, me reto por mis actos que pudieron ser mejor. Me apena por haber creído y por haber otorgado mi hombro para las desdichas ajenas y no haber tenido uno para las mías.
Ahora, en éstos últimos fugaces momentos de lucidez (cada vez menos), solo quiero ya no recordar, ni pensar, ni sufrir éste dolor que no me deja. Los medicamentos no funcionan. Duele el cuerpo y también el alma (deberían existir calmantes para el alma). No quiero irme aún, me quedaron tantas cosas por hacer, tanto por entregar, tanto por ver, tanto por tocar, tanto por oler (...el pasto recién cortado ¡maravilloso! ). Me quedó tanto por amar y tantas ganas de ser amada.
No pensé que esto sería tan pronto. Quería un regalo. Un poco más de vida para ver mis obras terminadas y mis tareas cumplidas.
Ya no voy sintiendo mucho lo que sucede a mi alrededor. Voy cayendo en un agradable letargo...poco a poco...sólo escucho a Piazzolla y "Libertango" que me lleva en su compás a través de un camino largo...todo lleno de florcitas amarillas y pastos "recién cortados"...sé que cuando termine el tema yo habré terminado también. Y quiero mi sillón a rayas…


Gracias por compartir.

adolfocanals@educ.ar

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