martes, 8 de abril de 2008

Cada mañana.


A veces, uno sólo es capaz de escribir en lápiz, para que lo borren. A veces, todavía no te has levantado y ya estás cansada. A veces, llevas la bandera del corazón y del optimismo a media asta. A veces, sientes que tu pulso está de capa caída. A veces, te resulta difícil tirarte por una cuesta.

Es cuando estás triste, y la sonrisa de tu rostro es una mala mueca.

Es entonces cuando crees que la música del azar es muy traicionera. Y que sí, que esta vez te ha tocado a ti escucharla. Crees que el único cuadro colorista que eres capaz de pintar sería usando el negro. Crees que el optimismo es una secta a la que tú nunca pertenecerás.

Pero las caricias surge en medio de la depresión. Caricias que tiene nombre de mujer. Caricias que como un destello de sol entiende mis señales de humo que no comprende nadie. Caricias que, sin pedir nada a cambio, anima mi corazón día tras día con tu estar, con tu ser dos, con tu amor, con nuestro amor. Te amo, mi esposa.

adolfocanalsd@educ.ar

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