jueves, 24 de abril de 2008

La Vida...Teoría del Caos.


Una persona tiene una pesadilla en una noche lluviosa. Al despertar, con desesperación, siente claustrofobia y en su afán de liberarse quiere abrir una ventana, pero al no poder hacerlo la atraviesa con una patada hasta poder respirar el aire que le hacía falta.

Por la vereda pasa un hombre ciego que no logra esquivar los recientes vidrios rotos provenientes de aquel primer piso y termina lastimándose muy seriamente, tropezando hasta caer y golpear su cráneo contra el piso.

Rápidamente, una ambulancia que pasaba con una mujer embarazada y a punto de dar a luz, se dispone a socorrerlo. Mientras la mujer no deja de gritar, el hombre no vidente, con pérdida del conocimiento, es levantado en una camilla. Rumbo al hospital, un auto con vidrios polarizados, en sentido contrario, se intercepta en el camino, de manera que la ambulancia, con las intenciones de esquivarlo, realiza una brusca maniobra que no logra evitar el fatal choque en una esquina: fallece uno de los conductores, otro queda en grave estado, y el servicio de emergencias médicas manda en su auxilio a algunos de sus empleados.

A su vez, la Policía logra obtener nuevos datos del principal sospechoso que andan buscando y manda a cerrar la frontera. El auto oscuro deja huellas en el camino y su conductor, acusado de homicidio, está rodeado. Sin embargo, sorprende al mantener de rehén a la mujer embarazada y apuntando con el revólver a los oficiales pide que ya no lo persigan más.

La madre del hombre no vidente, al ver las imágenes por televisión, sufre un infarto poco después de que el periodismo sensacionalista difundiera el pequeño rostro del recién nacido.

Finalmente, el acusado se entrega a la Justicia y la mujer que dio a luz es trasladada con su hijo a la guardia más cercana.

El tiempo pasa. El bebé crece y no logra socializarse como debería, mostrando, incluso, actitudes autodestructivas. Un grupo de psiquiatras interviene y aconsejan vincularlo con la música.

El niño pasa a ser adolescente, luego joven, más tarde adulto. Con prestigio y reconocimiento decide sacar un disco en el cual interpreta una canción destinada a aquel episodio que por relatos ha podido construir.

Treinta años después, el hombre no vidente escucha, una y otra vez, el tema musical en un asilo. Al comentar las circunstancias con la gente que lo acompañaba, es aconsejado para que se ponga en contacto con la persona que lo estaba recordando.

El encuentro se produce en un festival organizado en conjunto por dos países limítrofes que habían estado en disputa política e ideológica. La noticia recorre el mundo y parte de lo recaudado en esa presentación fue destinado a los hospitales. Esa iniciativa fue imitada por el gobierno de turno del lugar natal del hombre no vidente a raíz de un proyecto de ley impulsado por un funcionario; el mismo que de joven sufría pesadillas y tenía claustrofobias.

Addolfocanals@educ.ar

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