miércoles, 30 de abril de 2008

Me he perdido.




Lo sé, nadie me invitó a esta fiesta, lo acepto. Puede incluso que no haya fiesta y esto sea solo una reunión casual de transeúntes apresurados que dejan su tarjeta de visita y se quedan el tiempo suficiente para soplar las velas, oler las flores y decir eso de qué bueno era y siempre se van los mejores. Digamos que es así. Digamos lo contrario. Digamos lo que digamos siempre alguien estará sentado fuera del círculo, ahora que el verano terminó . Bajo los portales, mirando la lluvia, sacando la lengua para atrapar las gotas (se me juntan las teclas, se me está olvidando escribir), no contesto los correos, no abro las ventanas, se me está llenando la casa de humo, del cerebro, estoy abúlico, con resaca, pegando por las paredes carteles con las ideas desaparecidas. Y el reloj. Dejo aquí escritos, cuentos, me cuento, me invento, dejo horas y amor en mis dedos pasando por una espalda desnuda (quién dice espalda dice corazón, quién dice corazón dice un punto indefinido entre el alma y el ombligo), dejo también colores que robo bajo el agua, ladrón sumergido en el Abra pintada de luces. ¿Puedes oírme ahora? Este es un extraño reino sin rey, con solo un bufón triste dando volteretas ahora que todos se han ido y el castillo arde ahí en la altura, con los arcos derrotados, con tapices enrollados bajo el portón a ninguna parte, con dioses antiguos vestidos de aire. Me comentan los comentarios, la primera página, el tamaño de las letras, el brillo de la plata, los ángeles que pasan sin quedarse. Estoy ahí ¿no me ves? ese que hace señales desde el escenario, soy yo ¿no me escuchas? A esta película se le ha borrado la banda sonora, los pianos se han quedado mudos y solo queda hacer muecas, gestos, arrugar la nariz, subirse a un tren de madrugada y adivinar los puntos cardinales mirando las estrellas. Angustia de no ser y de haber sido, angustia de ya no y de tanto tiempo, angustia de enfrentarme cada día al qué dirán, dejando lo que soy, con una vela que apaga el viento, este de hoy que se lleva los balcones, las chimeneas con el humo de mil fuegos, las tejas que defienden el pudor de tantos techos vacíos. Y así. Extraño lugar sin sitio en los mapas, sin marcas amarillas en el suelo, sin señales que orienten y me he perdido, tanto hablar y caminar, por favor ¿puede indicarme la salida?… Me he perdido…Gracias.

Adolfocanals@educ.ar

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