martes, 29 de abril de 2008

Reciprocidad



Tengo mis días. Esos días en que misteriosamente emanan de mi inquietudes que sorprendentemente derivan en multidireccionales pensamientos que hacen que invierta mas tiempo de lo normal en divagar buscando respuestas.

Claro, le agradezco a la vida esa capacidad porque de ahí nacen esas ideas, tan mías. Esas que me definen como un individuo único, que me da una vida propia que hace que me individualice de los demás y que adicionalmente me complica la existencia.

Tengo ya varios días pensando en la RECIPROCIDAD y todas sus implicaciones.

"Reciprocidad" antropológicamente hablando, es el modo más igualitario de intercambio de bienes y servicios (algo a sí como trueque -pues-). Puede ser directa, en forma de regalo, o indirecta, distribución en la que cada cual contribuye según sus posibilidades y recibe según sus necesidades. La primera suele ser bilateral y la segunda grupal.

Yo me quedo con la primera, y supongo que tiene que ver mucho con ese tema tan trillado del dar y recibir y las aseveraciones populares de la "entrega incondicional", porque qué delicia puede significar una reciprocidad auténtica entre dos, en forma de regalo y de manera directa.

Claro, es ahí donde me doy cuenta que la reciprocidad "directa" no es excluyente, puedo establecer conexiones "bilaterales" con diferentes personas y convertirlas en reciprocidades únicas.

Cuando ahondamos en la conceptualización histórica de la reciprocidad encontramos que esta supone que todo bien o servicio recibido ha de ser devuelto en la misma medida, con lo cual el balance económico del flujo entre grupos y/o personas tiende a cero, sin déficit ni superávit por ninguna parte. Se opone radical y funcionalmente a la acumulación individual y, en menor medida, a la jerarquización social.

Por lo tanto, es lo contrario de las relaciones de dominio-sumisión o asimétricas. Es decir, en cualquier relación "recíproca" hay igualdad, que claro, viene determinada por el individuo participante de la díada (cada uno de los dos) donde la libre conciencia determinará si esa reciprocidad es tal o no.

¿Sabían que como modelo de relación social, la reciprocidad ha sido empíricamente constatada en tal cantidad de pueblos ‘primitivos’ que ha llegado a considerarse como el rasgo fundamental de éstos, convirtiéndose así en la línea divisoria entre lo primitivo-familiar y lo moderno-contractual?.

Si, adolecemos de eso en la modernidad. Ya no hay entregas recíprocas puras, nos creemos con el derecho a demandar calidad de lo que nos dan, sin darnos cuenta del valor de lo que damos. Y por supuesto que no hablo de la parte material del asunto, sino de lo espiritual.

Entonces, en esa línea de pensamiento comienzo a divagar con el término exacto de Reciprocidad y sus implicaciones, lo que esperamos como seres humanos de las relaciones que establecemos y de cómo al llenarnos de las expectativas perdemos el norte de lo que es realmente importante: aquello que nos hace feliz y nos brinda paz.

Durante mucho tiempo he intentado trabajar mi equilibrio interior, pero no quiero caerme a menos, necesito de la reciprocidad, me gusta cuando siento que me están dando de la manera que esperan recibir de mi. O que me dan en la medida en que soy, claro, no quiero decir con ello que me dan porque doy, sino que recibo.

El punto está (y me temo que seguiré divagando en el tema) en que soy un ser social que demanda reciprocidad. Porque me doy, de manera incondicional pero si espero. Y al asumirlo y comprenderlo siento que doy un paso adelante en la consecución de ese equilibrio que tanto quiero.

Ser conciente de mis necesidades de un oportuno "Te Quiero", esta clarísimo del bien que hacen las manifestaciones "reales" del afecto, sentir caricias al alma … reciprocidad pues.

Porque en el justo momento en que me descubro que me puedo angustiar de esperar, recibo cosas mágicas como un ::In Explicite:: o un sencillo mensaje de texto: "Te Quiero", y me doy cuenta que no me puedo cansar de dar, porque mi sentir tiene receptores de los que emerge con fuerza la atracción de la reciprocidad y es cuando entonces sonrío y vuelvo insistente a... DAR.

TE QUIERO.


Adolfocanals@educ.ar

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