Para no molestar, por no disgustar, evitando hacer daño... siempre asentía. Si lo haré, si lo tendrás, si te lo daré. “Si” era la palabra más usada en su vocabulario.
El “No” ni existía, ausente vivía del catálogo.
Cuánto más daba, más le pedían, desconocía la palabra “No” esas dos letras de sus labios jamás brotaban. Decía “Si” y los ojos cerraba. El espíritu lo sufría… lo sufría... La meta no divisaba.
Los años le podían, el cansancio lo pisaba.
Dame, dame, dame y él, todo lo daba y daba.
Grano tras grano el reloj de arena de una campana a otra trasegando. Pasan los días, se suceden las semanas el peso se hace insoportable y el “no” enmudecido en su garganta.
En los anocheceres, sin más que entregar, sin resuello se quedaba.
Despunta la mañana y espléndida de fuerza su poder derrama; mas el “No” sigue ausente el “Si” campa a sus anchas, todo lo ofrecía, a nada se negaba...
Fantaseaba con volar, mas no atinaba a desplegar las alas. Soñaba con partir a una tierra sin aristas, desdenes, ni dagas. Libertado de cadenas, en paz de cuerpo y alma.
Un día le exigieron una estrella, tráemela que no tengo estrellas en el museo de mis caprichos y él dijo, una te traeré si me abres la verja del circulo. Y las puertas por ensalmo se abrieron y caminó a pasos trémulos al principio, cruzó el dintel, los pulmones anegó de aire límpido. Elevó la mirada al firmamento e inalcanzable le parecieron los astros, pero imperiosos los gritos lo apremiaban, sin piedad, obligándolo.
Quiero una estrella, insaciable la voz lo acicateaba, dame ese tesoro o todo lo anterior no sirvió de nada. Y él comenzó a mover las plumas, poco a poco desentumeció sus alas, con un impulso despegó del suelo y voló hasta alcanzarlas.
Y voló ... sobrepasó la estrella del alba, la más brillante de todas y también la más opaca y siguió su vuelo hasta que el sol le entibió la cara. La luna le ofreció su regazo para que se recostara.
Y allá en el infinito comprobó que es posible vivir alejado del egoísmo. A resguardo de malas artes, despojado de la cizaña... El, revivió, allí...
Aunque las estrellas alcanzó decidió no retornar a esa tierra impía y parda, en el cielo se quedó, feliz; entre las nubes vive y canta.
…en su mundo de nunca jamás
adolfocanals@educ.ar
El “No” ni existía, ausente vivía del catálogo.
Cuánto más daba, más le pedían, desconocía la palabra “No” esas dos letras de sus labios jamás brotaban. Decía “Si” y los ojos cerraba. El espíritu lo sufría… lo sufría... La meta no divisaba.
Los años le podían, el cansancio lo pisaba.
Dame, dame, dame y él, todo lo daba y daba.
Grano tras grano el reloj de arena de una campana a otra trasegando. Pasan los días, se suceden las semanas el peso se hace insoportable y el “no” enmudecido en su garganta.
En los anocheceres, sin más que entregar, sin resuello se quedaba.
Despunta la mañana y espléndida de fuerza su poder derrama; mas el “No” sigue ausente el “Si” campa a sus anchas, todo lo ofrecía, a nada se negaba...
Fantaseaba con volar, mas no atinaba a desplegar las alas. Soñaba con partir a una tierra sin aristas, desdenes, ni dagas. Libertado de cadenas, en paz de cuerpo y alma.
Un día le exigieron una estrella, tráemela que no tengo estrellas en el museo de mis caprichos y él dijo, una te traeré si me abres la verja del circulo. Y las puertas por ensalmo se abrieron y caminó a pasos trémulos al principio, cruzó el dintel, los pulmones anegó de aire límpido. Elevó la mirada al firmamento e inalcanzable le parecieron los astros, pero imperiosos los gritos lo apremiaban, sin piedad, obligándolo.
Quiero una estrella, insaciable la voz lo acicateaba, dame ese tesoro o todo lo anterior no sirvió de nada. Y él comenzó a mover las plumas, poco a poco desentumeció sus alas, con un impulso despegó del suelo y voló hasta alcanzarlas.
Y voló ... sobrepasó la estrella del alba, la más brillante de todas y también la más opaca y siguió su vuelo hasta que el sol le entibió la cara. La luna le ofreció su regazo para que se recostara.
Y allá en el infinito comprobó que es posible vivir alejado del egoísmo. A resguardo de malas artes, despojado de la cizaña... El, revivió, allí...
Aunque las estrellas alcanzó decidió no retornar a esa tierra impía y parda, en el cielo se quedó, feliz; entre las nubes vive y canta.
…en su mundo de nunca jamás
adolfocanals@educ.ar
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