sábado, 17 de mayo de 2008

Nunca fue.


Podía haber guardado sus borradores en un cajón con leve olor a naftalina, para más adelante, con el corazón enternecido y el alma serenada, retomar la trama.

U optar por anular algunos capítulos indefinidos con cuadriforme goma o un simple dellette.

El no, no era hombre de medias tintas y sintió que aquella historia tiempo ya se le había atravesado, así que, entre sus enormes manos, estrujó el guión y sin esmeros ni pesar lo lanzó a la imaginaria papelera…

Y allí, en silencio quedó, la que de haber perseverado, hubiese sido la obra cumbre de su vida.

adolfocanals@educ.ar

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