Veo una enorme bola de luz ardiendo mientras cruza en el cielo nocturno.
Se estrella lejos y el resplandor llega después
que un viento feroz desgaja los árboles y aniquila con fuego.
Enormes animales de aspecto terrible
caen bajo el golpe mortal del puño del cielo.
Frondosos bosques y extensas selvas desbordan de vivientes
pero no encuentro hombres en mi sueño profético.
Nunca había contemplado estos seres terribles y extraordinarios.
Yacieron sepultados bajo las cenizas en pocos instantes.
Ahogado en tinieblas, un páramo árido y estéril
y un cielo de tormentas heredó la noche eterna.
Tan intensa era la oscuridad que no podía ver mis palmas,
la atmósfera, pesada, lastimaba en el pecho.
Desperté agitado, tratando de respirar el aire limpio.
¡Qué presagio sediento de miedo!
Terrible época será aquella en la que vivan
cuando caiga del cielo este tormento.
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