Intentó recuperar el control de sus impulsos.
Encontró una resistencia implacable que le impedía restablecer el equilibrio.
No era la primera vez que le pasaba pero no recordaba
sentirse tan abrumado por las sensaciones.
Algo que conseguía con relativa facilidad como enfocarse en un punto,
como si pisara firme para impulsarse, ahora parecía imposible.
Alcanzaba a sostener decisiones apenas por segundos.
No conseguía hacer una evaluación consciente y práctica,
verificar pros y contra.
Todo desaparecía bajo el alud de un único y exasperante motivo,
exponerse para terminar con la tensión que significaba seguir ocultándose.
Las sospechas de los otros habían sido una presión incesante,
pero soportable, dado el enorme beneficio
y la comodidad de expresarse señalando
o apenas balbuceando dos clases de sonido
.
Nunca esperó que su propia necesidad lo empujaría a hablar
y en contra de su voluntad dijo por primera vez: NECESITO AYUDA
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