Vamos a hablar de algunos de los estereotipos más repetidos en las películas: me refiero al personaje del científico en el cine. Más allá de su faceta cómica u oscura, estos personajes dan que pensar sobre muchas cosas: la visión del científico o la opinión sobre el trabajo del científico que tiene la población.
Veamos uno de ellos:
El ejemplo más típico, más repetido, y el que seguramente les haya venido a la cabeza al empezar a leer la entrada es el del científico loco: en su parte más estereotípica es un hombre blanco, mayor, con bata y con gafas, que juega a ser Dios sin importarle las consecuencias.
También es común que tenga el pelo blanco y revuelto (en inspiración directa de Einstein). Busca sus fines sin tener en cuenta consideraciones morales de ningún tipo. Suelen ser retraídos y solitarios, y ocasionalmente despistados.
Pueden ser malvados o no (los primeros fácilmente reconocibles por la risa maligna que producen al conseguir sus objetivos).
Como arquetipo, el científico loco representa el miedo a lo desconocido: el miedo a la ciencia y la tecnología y sus posibilidades (tanto benéficas como malignas), y de las consecuencias de jugar con “fuerzas que la humanidad no puede entender”.
Por eso el científico loco casi siempre recibe un escarmiento, más o menos duro, al finalizar la película.
El primer científico loco oficial es seguramente Rotwang, de Metrópolis (1927). Aunque el más famoso es indudablemente Víctor von Frankenstein. Recordemos la famosa frase que decía Frankenstein en la película de 1931:“Ahora sé cómo se siente Dios!”.




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