sábado, 7 de marzo de 2009

Quién de quién ...



El es cincuentón...

 Ella lleva mucho menos larga la vida para compensar su diminuto cuerpo.

 Día tras día, acuden a su cita en el paso de peatones de la calle Central. 

Se paran cada uno en una acera y aguardan. 

La espera se puede hacer algo larga pero, tarde o temprano. 
 

Si uno atraviesa la calle, el otro también lo hace y, 
al cruzarse, rozan con disimulo las manos, 
como un secreto rito. 

Y vuelta a esperar. Así pasan las tardes.

Hay quien alguna vez se ha fijado y les ha preguntado.

 Los dos contestan entonces la misma cosa ...

—Se les nota tan felices al despedirse…

Hace tiempo que olvidaron quién tomó el hábito de quién 

y nunca se han dirigido la palabra.

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