Seguro que todos nos hemos preguntado alguna vez qué es el tiempo.
Y seguro que la mayoría hemos dejado semejante pregunta por imposible antes de perder la razón.
No cabe duda de que el tiempo es algo, puesto que vemos como todo a nuestro alrededor evoluciona.
¿Pero realmente el tiempo existe?
Hagamos una pequeña síntesis de lo que percibimos.
Si el tiempo transcurre tal como nos parece, ¿dónde está el pasado?
Hace sólo un instante tomábamos aire para respirar, estábamos un paso atrás o nuestra mano se encontraba en otra posición, y en ese momento vivíamos físicamente nuestro presente.
Pero pasado un instante ese aire ya no es el mismo, hemos dado un paso al frente y nuestra mano está en otra posición, tan real como la anterior.
¿Ha quedado ese instante atrás, en algún sitio para siempre?
De ser así, cada uno de los instantes transcurridos desde el Big Bang, debería haber quedado fijo en su propia dimensión espacio-temporal como fotogramas de una película, y los viajes al pasado serían cuando menos, posibles.
Analicemos ahora el futuro.
Si realmente existe y de alguna forma pudiéramos viajar hacia adelante en la línea temporal, significaría que toda la historia del Universo desde sus orígenes, hasta su final, ha transcurrido ya toda a la vez y de un plumazo.
Y que nosotros formamos parte de algunos instantes que han quedado en medio, por lo que igualmente podríamos, con los medios adecuados, viajar en el tiempo hacia el futuro.
Un futuro que ya ocurrió.
Pero la gran pregunta es:
¿Existe de verdad algo como un instante en el tiempo?
De lo que no tenemos duda es que el presente existe.
De hecho sólo tenemos esa certeza.
Pienso, luego existo.
Pero este presente que vivimos constantemente
¿muere en el mismo momento para dar paso
al nacimiento de otro nuevo?
Hasta ahora, los intentos por dotar al tiempo de instantes, nos han llevado a una medida mínima de éste denominada Tiempo de Planck.
Se considera al tiempo de Planck como el intervalo temporal más pequeño que puede teóricamente ser medido, siendo éste, el instante de tiempo más antiguo en el que las leyes de la física pueden ser utilizadas para estudiar la naturaleza y evolución del Universo.
Así pues, decimos que no sería posible medir ni discernir ninguna diferencia entre el Universo en un instante específico de tiempo y en cualquier instante separado por menos de 1 tiempo de Planck.
Y se cuantifica como 10-43,
que viene a ser para que nos hagamos una idea: 0’0000000000000000000000000000000000000000001 segundos
y se representa como tP.
Pero el tiempo de Planck al fin y al cabo es hipotético y una forma de reafirmarnos en nuestra percepción de nuestro entorno.
Para que lo comprendamos, el tiempo de Planck sería hipotéticamente, el tiempo que tardaría un fotón (que es la partícula portadora de la Luz), en recorrer la Longitud de Planck, que a su vez es la distancia o escala de longitud por debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener una geometría clásica.
En pocas palagras, es un trecho muchísimo más pequeño que el tamaño de una partícula.
Una velocidad imposible de medir con nuestra tecnología actual.
Peter Lynds, estudiante de física de Wellington, Nueva Zelanda, que dejó la carrera en el primer año argumentando que en la Universidad no le podían enseñar nada que no supiera ya, y que, para sorpresa de la comunidad científica, ya ha publicado un artículo que ha revolucionado la visión del tiempo, titulado "El Tiempo y las Mecánicas Clásica y Cuántica: Indeterminación vs. Discontinuidad"
en la prestigiosa revista Foundations of Physics Letters, lo explica así:
"Imagine una taza empujada a cualquier velocidad, grande o pequeña, sobre su escritorio.
Luego pregúntese si tiene o no una posición relativa determinada con respecto al escritorio en cualquier momento mientras se encuentra en movimiento.
Y luego pregunte,
¿existe algún momento en el cual la taza no esté en movimiento y en que su posición relativa al escritorio no esté cambiando constantemente?"
“De acuerdo tanto a la física antigua como a la actual, la taza tiene una posición determinada relativa al escritorio.
De hecho, la física del movimiento desde Zenón, a través de Newton y hasta el presente, toma esta presunción como establecida.”
Pero no es así, según Lynds.
"Debería ser obvio que no importa cuán pequeño sea el intervalo, o cuán lentamente se mueva la taza durante ese intervalo, la misma está en movimiento y su posición está cambiando constantemente, así que no puede tener una posición relativa determinada.
De hecho, si la tuviera, no podría estar en movimiento."
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