Se quedó mirando la caja.
Lisa y naranja.
Muy sencilla, pero el naranja estridente.
Y le gustaba.
Le gustaba por la frase grabada en letras de sobrio negro.
"Hecho por duendes".
Volvió a sonreír.
Recordó cuando creía en la magia.
Cuando le gustaba pensar que había seres invisibles dispuestos a prestarle su ayuda y consideraba vivos algunos de sus objetos, los preferidos.
La sonrisa pasó a ser una mueca.
¿Por qué pensaba en pasado?
Creía. Le gustaba pensar. Consideraba.
¿Cuando se había negado a seguir creyendo?
Hace muy poco coleccionaba alas de hada, ¿y ahora?
Ahora se estaba negando a soñar.
Se estaba obligando a dormir su vida.
Sin más. Su mirada volvió a la caja.
Pensó: la dejaré sobre la mesa, bien visible.
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