sábado, 23 de abril de 2011

Empírico...


El científico dejó los tubos de ensayo sobre una estantería del laboratorio y agarró el periódico. 

En los anuncios breves se anunciaban dos ridículas brujas que hacían «hechizos» y preparaban «brebajes». 

Decidió llamar a aquellas timadoras que osaban desafiar a la Ciencia. 

«¿Las brujas, por favor?

 ¿Pueden ustedes dejar de reírse de los incautos ignorantes? 

¿Magia? ¡La magia no existe!».

Al levantarse se quedó sin aire
 y vio dos pulmones sobre el suelo. 

Aunque era incapaz de pensar con claridad,
 pudo observar una probeta con un cerebro. 

En la etiqueta ponía su nombre. 

Visiblemente alterado se vio a sí mismo sin ojos desde la base 
de un microscopio. 

Aún sostenía el periódico con los tendones y los músculos al aire,
 como si le hubiesen hecho la autopsia. 

En la sección de Ciencia del diario, 
sobre el sitio destinado a las esquelas de personalidades fallecidas, estaba su foto.


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