domingo, 21 de agosto de 2011

Ella...



Deambula bajo el manto efímero de la noche,
intuye los sonidos de la aurora
que se aproxima lenta pero implacable...

Se somete a caricias forzadas, 
trata de soportar...

Presenta lágrimas matinales, 
despacha cartas en el Correo
y cuenta árboles por el boulevard...

Suelta gritos breves
y rechaza la tierra de los lechos...

Avanza trastabillando
en un mundo que nunca se apaga...

Y duerme soñando con altas botas
de cuero negro,
una antigua calcomanía en la ventana
y miriñaques dementes...

Compone una caprichosa audiencia,
extingue dinastías,
modula gestos 
y evoca la magia...
Atravesando la mitad de la vida
pierde el sendero...

Como aquel moribundo arcángel
de aleteo triste
que acepta migajas
a las puertas del Templo...


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