martes, 23 de abril de 2013

Los simios viajeros del tiempo

Cortesía de 20th Century Fox1

Una escena de el Planeta de los Simios, con Charlon Heston.
Seguro que han visto El planeta de los Simios, y la monumental sorpresa que se lleva Charlon Heston cuando descubre que el planeta en el que ha aterrizado esta dominado por los monos. 
Pero pueden que no se acuerden del principio, cuando Heston, a bordo de su nave y antes de hibernar, reflexiona sobre el tiempo, la relatividad y Einstein.
Nuestro astronauta lleva seis meses viajando en el profundo espacio, mientras que laTierra ¡ha envejecido 700 años! Una vez dormido –y me he molestado en hacer los cálculos por lo que señalaba el reloj de la nave cuando Heston se acostó y en el momento del aterrizaje– nuestro astronauta viaja unos 1305 años años antes de aterrizar en un planeta que no sabe que es la Tierra
Voy a intentar explicarles en menos de dos párrafos lo que es la relatividad especial de Einstein, y por favor, ¡no salgan corriendo! ya que si tienen un poquito de paciencia, comprenderán que los viajes en el tiempo no son del todo ciencia ficción.
Van ustedes en su coche a 150 km por hora, ven a alguien y le arrojan desde la ventanilla una pelota de tenis, pongamos que a 30 kilómetros por hora.
La persona que recibe el pelotazo en realidad se las tiene que ver con una bola que le llega a 180 kilómetros, es decir, la suma de las dos velocidades (150+30). 
¿Correcto? Correcto.
Ahora pise el acelerador hasta que su coche alcance la velocidad de la luz –hipotéticamente, claro– y arroje de nuevo la pelota. Usted pensaría que hay que sumar las dos velocidades, la de la pelota y la del coche, equivalente a la de un rayo de luz. 
¿No es así? Parece de sentido común.
Pues no.
La bola le llega a nuestra víctima a la velocidad de la luz, sin añadir esos treinta kilómetros por hora extra. 
Pueden pensar que 30 kilómetros por hora no es nada si se viaja a 300.000 kilómetros por segundo. De acuerdo. Pero incluso si encendieran los faros hacia esa persona, ¿se sumaría la velocidad lumínica del coche a la de la luz que sale de su faros delanteros? ¿600.000 kilómetros por segundo? ¡Chasco! Einstein dedujo en 1905 que hay algo en la naturaleza que dice: nunca sobrepasarás la velocidad de la luz.
Al mismo tiempo, a velocidades lumínicas, suceden cosas rarísimas.
Por ejemplo, cuanto más rápido se mueve uno, más lentamente trascurre el tiempo de su reloj.Y si nos diéramos un garbeo corto a la velocidad de la luz, digamos un año, y luego volviéramos a casa, encontraríamos que nuestros amigos habrían envejecido una década. La famosa paradoja de los gemelos 
 Para Heston, la dilatación del tiempo es como un chute de adrenalina. 
El reloj de la nave le dice que ha estado viajando desde el 27 de marzo de 2673 hasta el 25 de noviembre del año 3978.
 Pero en la Tierra, han transcurrido decenas de miles de años, por lo que Heston viaja hacia un futuro remotísimo, donde los simios han sustituido a los humanos.
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Christopher Lloyd y Michael J. Fox en una escena de Regreso al Futuro, cortesía de amblin Entertaintment  /Universal Pictures.

En la vida cotidiana el viaje hacia el futuro es imperceptible, pero el efecto de dilación del tiempo es real. ¿No me creen? Colóquense un reloj atómico de pulsera, sincronice con uno de sus amigos, tomen un avión y vayan hasta Nueva York. 
Los dos relojes no estarán completamente sincronizados. Las manecillas del suyo habrán transcurrido unos pocos nanosegundos más lentamente.
Otra cosa es viajar hacia el pasado. Si el lector pudiera elegir, 
¿hacia qué tiempo querría viajar? ¿El pasado o el futuro?
 En la famosa novela de H.G. Wells, el protagonista se decanta por el futuro remoto.
Lo cierto es que los viajes al pasado son un poco más complicados, por las famosas paradojas temporales. Son muy comprensibles. Viajo al pasado e impedimos que mi abuelo se case con mi abuela. Al hacerlo, no podría haber nacido, ya que mis padres nunca se habrían convertido en mis padres.
 Pero si no he nacido, ¿como es posible mi viaje al pasado? A pesar de ello, los viajes al pasado no son, teóricamente, imposibles.
Así de extraño es el Universo. Pero ver como eran las cosas en el pasado esta chupado. Eche un vistazo al cielo. Estamos contemplando un retrato del firmamento del pasado, o mejor dicho, de muchos pasados. La luz del sol tarda ocho minutos en llegar hasta nosotros, por lo que vemos el sol como era hace ocho minutos. 
En Señales, la curiosa película de Nicolas Cage, una llamarada solar termina por arrasar la Tierra, pero lo cierto es que si algo así fuera posible –y parece que no- sus desastrosas consecuencias no llegarían hasta la Tierra hasta ocho minutos después.
Así que, después de todo, el cine de los viajes en el tiempo tiene algo de razón. Viajar al pasado, como lo hace Michael J. Fox en Regreso al Futuro, es bastante más complicado. 
Pero el viaje hacia el futuro depende de lo rápido que nos movamos.
 Como en El Planeta de Los Simios.