En las biografías del que fuese premio Nobel en física en 1983, Subrahmanyan “Chandra” Chandrasekhar, suele mencionarse que escribió un artículo científico antes de acabar sus estudios de grado en el Presidency College de Madrás (India).
Lo que no se suele contar tanto es la historia de ese artículo.
Una historia con dos héroes de la ciencia, que aparte de excelentes científicos, fueron profesores y maestros superlativos y, quizás por ello, casi invisibles por el brillo de los alumnos que contribuyeron a formar.
El artículo en cuestión se titula “The Compton Scattering and the New Statistics” y fue publicado en 1929. Las “new statistics” hacen referencia a las estadísticas cuánticas de Fermi-Dirac (las que obedecen los fermiones como el electrón; los bosones siguen la de Bose-Einstein) y eran lo último de lo último en la física teórica de la época.
¿Cómo un jovenzuelo sin acabar los estudios y en la India podía publicar un artículo así?
En primer lugar gracias a su talento, pero también gracias a la vuelta al mundo de Arnold Sommerfeld, a su generosidad, y a la altura de miras de Ralph Fowler.
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