sábado, 7 de febrero de 2015

PÚLSAR

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Una vez tenemos entendido lo que es una estrella, desde que nace, vive y muere, podemos encontrar en el cosmos una variedad de cuerpos que resisten a la desaparición total y se transforman en otra clase de objetos a fin de empezar otro ciclo vital. 

Recordemos que un mismo material sub-atómico puede formar parte del interior de la una estrella, como formar parte de un campo magnético, como ser parte de polvo y gas en una nebulosa. 

El universo está reciclando ese material constantemente y tan solo cuando se conjugan ciertos factores de presión, temperatura y gravedad, pueden dar lugar al nacimiento de un abanico de diferentes objetos que no se comportan como una estrella ordinaria, por lo tanto, merecen otro tipo de clasificación y estudio.

En esta ocasión les hablaremos de los Púlsares, que son los antiguos núcleos de estrellas masivas que explotaron como supernova.

La palabra Púlsar es la abreviatura de Pulsating radio souce (Fuente de radio pulsante), y es la que usamos para nombrar aquellas estrellas de neutrones que tienen un campo magnético tan fuerte y compacto, que induce a las partículas de su propia superficie a canalizarse a través de los filamentos del campo magnético hasta los polos y ser emitidos en forma de grandes chorros o cañones de plasma. 
Esta peculiaridad, amplifica su capacidad de emitir señales de radiación electromagnética, siendo uno de los objetos más importantes a la hora de fijar cordenadas celestes, ya que su presencia está tan contrastada, que sirven como localizadores estupendos a la hora de orientarse por radioseñal.
Los púlsares tienen dos características muy destacadas. 

La primera es que todos rotan sobre su eje de forma casi exactamente calibrada, (salvo por pequeñas fluctuaciones debidas a la rotación) unos más despacio y otros asombrosamente rápido. 
Algunos giran tan deprisa que la forma del disco de la estrella, se prolonga y se expande, haciendo que adopten formas ovaladas desde su ecuador. 
El púlsar más rápido detectado hasta la fecha giraba en torno a 8,7 y 10,5 millones de kilómetros por hora.

La segunda característica principal que presentan, son los dos grandes chorros de radio, rayos X y rayos gamma que salen proyectados desde ambos polos. 

La configuración magnetica del campo que rodea una estrella de neutrones, suele ser tan denso que todo material queda absorbido en forma de espiral hacia los polos, incluso las propias partículas que emita la estrella, de ahí que los polos magnéticos del púlsar estén siempre emitiendo en forma de cañón una señal constante.

 Desde la Tierra observamos con radiotelescopios la ubicación de estos púlsares para fijar una serie de referencias entre las distancias relativas entre objetos, ya que son tan precisos y estables, que su haz sirve de “faro” improvisado para observar como se desplazan el resto de cuerpos y en que direccion, calculando así las predominancias gravitatioras.

Como toda estrella de neutrones, si las circunstancias lo permiten, pueden ejercer la suficiente fuerza gravitacional como para tener sujetos en órbita tanto planetas como otras estrellas.
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Cuando empezó la cursa por la búsqueda de planetas extrasolares, se descubrió el primer sistema solar de 2 planetas y un púlsar como centro, llamado PSR B1257+12. Su mismo descubridor, el radioastrónomo Aleksander Wolszczan, detectó un grupo de tres planetas en órbitas casi circulares a 0.2 , 0.36 y 0,47 UA del púlsar central y con masas de 2 a 4 la terrestre.
Otro ejemplo es la del sistema Centaurus X-3, con un sistema binario entre una estrella de clase espectral O con un púlsar que envía señales de radio con mucha más intensidad. 

En nuestra galaxia y fuera de ella, hay numerosas combinaciones entre estrellas masivas, agujeros negros y estrellas de neutrones, que emiten cuantiosas masas de partículas que con los años, acaban formando lo que a nosotros nos llega como rayos cósmicos.

Por último añadir, que un pulsar nace de la muerte de una estrella masiva, la estrella de neutrones es el núcleo que queda de ella. 
Pasados largos períodos de tiempo, el púlsar puede tener diversos finales, algunos de ellos bastante exóticos y que ya veremos más adelante, mientras que una de las tendencias más comunes es que se vaya transformando en enana blanca, dependiendo de unos factores podría volver a generar actividad en su interior, o bien podría terminar de enfriarse y convertirse en un planeta errante o un asteroide gigante, dependiendo de su tamaño, que por otra parte pueden ser variados, aunque el diámetro máximo que pueden alcanzar es de tan solo 20km.

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